Hace el siglo pasado las mujeres ni siquiera podían ejercer el derecho del sufragio, dejándolas como parte pasiva de la ciudadanía, ya que tenían que acatar pero no podían participar. Mucho menos se les permitía ejercer como abogadas o juezas.
Pero las mismas mujeres fueron las que se cansaron de esta situación y decidieron pelear al respecto, exigiendo que se les diera el mismo derecho que tenían los hombres de votar y participar como ciudadanas plenas.
No fue una lucha fácil pero finalmente gracias a esto es que las mujeres de ahora tenemos el derecho de votar y participar con nuestro voto y el de participar para optar a un cargo público.
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